¿Recordás cómo fueron tus comienzos con la música? ¿A qué edad descubriste que te gustaba?
Fue a través de un regalo que me hizo mi papá de una guitarra criolla, tendría aproximadamente once años y venia acá precisamente a tomar clases de guitarra, a un lugar que ya no existe que era La Gomería del famoso “Chinato”  Fleytes, ahí venía una profesora de guitarra de la ciudad de La Plata y esos fueron mis primeros pasos, mi primer contacto con la música. Yo ya escuchaba música desde los dos, tres primeros años de vida, en mi casa se escuchaba mucha música de toda la vida. Empecé con audiciones de tango a finales del 50, después más el folklore con toda la movida de lo que fue Cosquín y estaba el día en que uno se encerraba a escuchar música clásica por ejemplo, que eran los días de melancolía, y en el campo tenés largas melancolías, así que música toda, hasta llegar a cantar algo en la actualidad de Agapornis.
El estar radicado en el campo, si bien las distancias no son tan extensas del Paraje El Destino a Lezama, a comienzos de los años sesenta a mí me parecía una enormidad llegar a Lezama, hoy no, por supuesto. Entonces es como que un chico del campo, es como que queda excluido de la parte artística, musical. Pero en resumidas cuentas, pasaron los años, toqué con distintos músicos, Guillermo Paez, Carlitos Luciano, Carlitos Ance, Huguito Bonadeo en su momento, en La Fiesta del Tambo, recorríamos lugares cercanos, hacía folklore hasta que bueno, después comienza la otra parte, la de la música más técnica digamos, con lo que se llama pistas donde ahí ya empiezo a trabajar con distintos arregladores  y hasta el día de hoy ya no me aparté de ese camino. Ya hoy comenzamos a recorrer otro tipo de escenarios y de otra manera, sin ejecutar instrumentos o ni más ni menos con el instrumento que es la voz.

La primera vez que subiste a un escenario, ¿Recordás donde fue y cuántos años tenías?
...Creo que lo hice cuando tenía siete años en una fiesta de la escuela en el Paraje El Destino, una canción de Horacio Guaraní me acuerdo. Yo creo que ya en la escuela uno va marcando la tendencia  de lo que va a hacer si Dios y la Virgen  te dan la posibilidad. Están los que le gustan las herramientas, la mecánica, el tractor o los animales, bueno a mí siempre me buscaron por el lado del arte  entonces todo lo que lo que estaba relacionado con una representación teatral, musical, animación, conducción o locución ahí siempre estaba yo. En aquel momento éramos muchos chicos en la escuelita de El Destino, éramos casi 50 alumnos y por ahí el que se inclinaba al arte era yo y  eso ya me marcó para toda la vida. 

¿Qué siguió después de ese debut?
Mi desempeño después fue en un grupo vocacional de teatro con Aldo Rodríguez y tanta gente linda como Rodolfo Rellstab, Mabel  Tolosa, mi esposa Nancy (Arato), o sea que también hicimos un poco de teatro, pero lo fuerte de todo esto siempre ha sido la música, siempre, siempre la música. 

¿Cuántos años llevas con la música?
El 20 de octubre acabo de cumplir 62 años, con muchas ganas, con mucha inquietud y orgullo, soy muy feliz con la cronología que voy llevando, sobre este espacio  de los años, me siento bien, me encuentro bien y lo demuestro en el escenario cuando ahora se suma mi nieta que me acompaña en algunas canciones y ella con esa vocecita de once años muy bien afinadita emociona a las viejas.
Yo que creía que yo iba a ser quien iba a despertar algo en “Mis queridas viejas”, que van y se sientan en la primera fila para escucharme, hoy se emocionan con “La sonrisa de mamá” que hacemos con mi nieta, “De mi madre”, una zamba muy bonita que también emociona mucho a la gente, entre otras.
 
¿Cómo surge que tu nieta “Ari” comience  a cantar con vos?
Ella, me escuchaba desde la panza de su mamá  cuando yo estaba grabando y  tenía cuatro semanas de vida, hay un pequeño lugar atrás de casa, donde se graba y donde se ensaya y fue adaptando increíblemente su oído. A los cuatro o cinco años ya empezó a cantar, tiene una buena afinación sinceramente y eso me alienta mucho porque se trabaja muy bien, muy natural, además ella, como todo chico,  lo aprende todo muy rápido, mucho más que yo inclusive.

¿Un análisis del año que ya está terminando?
Hoy estoy muy feliz por  estar participando de grandes  eventos, muy buenos, muy importantes, algunos inaugurándose como por ejemplo, como fue el caso de General Lavalle, la primer “Fiesta de Las Tortas Negras” donde hasta me daba risa el título de la fiesta, dije: Vamos a encontrar diez, veinte personas, doscientas, no sé, y nos encontramos con que habían hecho cuatro mil tortas negras para vender, más mil de souvenir, y yo llegué a las cinco de la tarde, para actuar a las siete, y ya no había quedado ninguna. Además, General Lavalle, yo digo que es un boulevard interminable, colmado de gente y nosotros actuamos dentro de la Casa de la Cultura, no pudimos probar las tortas negras y a la semana me entero que Mario Markic, un gran periodista de canal trece, se toma esta fiesta como algo sorprendente, fue a Lavalle, pasó todo un día con quien me contrató a mí, la Directora de Cultura y ahora ya tomó trascendencia nacional y hasta te diría internacional. Y también hace poco inauguramos una nueva fiesta, impulsada por la Municipalidad de General Lavalle como la anterior, de interés legislativo también, la primera Fiesta de la Mujer Rural.

Nota completa en la edición impresa de Semanario El Espejo del martes 7 de noviembre de 2017