Incansables y dedicados, solidarios y valientes, “Bombero se nace” subraya uno de ellos. Seguramente es así, lo prueban las experiencias y la dedicación de estos servidores públicos que hoy le ponen voz a una de las tareas más nobles que pueda desempeñar el ser humano. Alfredo R. Canale, Héctor Boris Bick, Hugo Daniel “Nano” Torena, Ilmar “Pelusa” Peralta y Lázaro Ariel Finollietti dialogaron con El Espejo sobre el sentir del bombero. Feliz día a ellos y todos nuestros servidores públicos.

Alfredo Canale, un pionero
En septiembre cumplirá 47 años en Bomberos Voluntarios, integró el primer Cuerpo Activo de Bomberos de Lezama y ha sido uno de los incondicionales con la entidad. Sus compañeros recuerdan que venía a caballo desde Monasterio a las reuniones y que aún así tenía asistencia perfecta.
“Empecé con Guillermo Schmidt en el Club Cobo, y después nos fuimos a donde era la Sala de Primeros Auxilios (Ruta 2 junto a la Garita Sur). ¿Por qué me sumé a ese grupo? Por iniciativa de Schmidt, él nos dijo que iba a formar un cuerpo de bomberos,  y cuando empecé me gustó y seguí. Éramos 10 u 11”

¿Cuál fue la primera salida que tuvieron?
No había autobomba, no teníamos nada prácticamente. Lo primero que nos tocó fue un incendio en la panadería que actualmente es Acuario, de Tristán. Después el incendio más grande que tuvimos fue el de la fábrica Seda, un viernes santo del año 1971. Ahí ya teníamos una autobomba pero vinieron dotaciones de Dolores y Chascomús. De a poquito se fue armando el cuartel y se compró otro autobomba. Me da una gran satisfacción que la entidad siga creciendo. Ver hoy la cantidad de móviles,  la capacitación y la cantidad de bomberos que hay es un logro que se ha hecho a través de sacrificio y los años.

Héctor Boris Bick: “Todo eso se deja por bomberos”
“Yo empecé de bombero en Chascomús a los 13 años, me vine a Lezama cuando abrieron la fábrica Primicia. Llevo 43 años. Yo digo siempre que bombero no se hace, se nace bombero. Porque te tiene que gustar, abarca  muchas cosas en todo sentido, es una dedicación las 24 horas del día, los 365 días del año. Perdés un montón de afectos en tu familia en el sentido que en el cumpleaños de los chicos por ahí no estás, no los ves crecer, cuando que querés acordar ya son todos grandes y te perdiste la infancia de los hijos y demás. Todo eso se deja por bomberos, es como dijo Mariano: tenés que tener un fuerte apoyo de la familia porque si tu familia no te apoya esto no funcionaría de esta manera.
Cuando me hice cargo de Bomberos teníamos dos unidades – el Ford ’57 y otro ’72- Recuerdo que para salir si se nos rompía el camión teníamos que quedarnos hasta la madrugada porque eran los únicos dos vehículos que había. Todo hacíamos a fuerza de pulmón, porque en ese tiempo no había todas las facilidades que hay ahora para comprar y la institución tenía menos recursos.
Seguí y un día dije Basta, tengo 63, ya cumplí mi ciclo, igualmente sigo viniendo todos los días porque soy miembro de comisión”
Ahora que ya no está en la entidad, ¿qué pasa cuando siente la sirena?
(Risas)…Ahora lo manejo, pero al principio si sonaba de madrugada me sentaba en la cama y mi señora decía “¿adónde vas?”. “No, a ningún lado”, contestaba pero me quedaba con ganas de venir al cuartel, porque son tantos años, toda una vida haciendo eso. Entonces  si sonaba la sirena me levantaba, me iba a la cocina y me fumaba un cigarro. Después se me pasaba y me acostaba de vuelta, así hasta que te acostumbrás.

Nano Torena, de familia “bombera”
El 16 de mayo cumplió 40 años en la institución. Ya de reserva dice: “me cambiaron de puerta, de la comandancia pasé a la secretaría”.
“Nos tocó actuar en el accidente más grande de la ruta 2 –año 1978/79- chocaron de frente un Río de la Plata y un Empresa Argentina. Fue tremendo y a nosotros en esa oportunidad casi “nos hacen boleta”. Veníamos con Maco en la ambulancia de hacer un traslado a Chascomús cuando enfrente del Hotel Compás un móvil de lo que era EL Operativo Sol de policía nos arrancó el espejo de la ambulancia. Llevábamos a los accidentados allá porque acá, en Castelli y Dolores no daban abasto.
Era un caos, cuando nos pide colaboración Castelli llegamos y fue encontrar algo fuera de lo común. Como bien dice el jefe bombero se nace y si hacés medio paso para atrás, después no volvés a arrancar. Ser bombero es tener la prontitud para asistir a alguien en el momento que hace falta.

¿Qué es lo más importante en la personalidad de un bombero en acción?
Frialdad, frialdad… conocimientos, primeros auxilios, trauma y después mucho amor hacia el prójimo. Cuando me fui, después de casi 34 años acá adentro, estaba el legajo N° 118 y había treinta y pico bomberos en ese momento. Ví pasar mucha gente, como lo han visto también mis compañeros de ese momento, alguno dejó por cuestiones de trabajo y otro quizá porque vino, probó y no pudo. 
“Quiero aclarar que toda mi familia es bombera: mi papá – el gran Crispín Torena- fue integrante de comisión directiva, nosotros tenemos un hermano de crianza, el Negro Villalba, que junto con Canale fue también uno de los primeros bomberos del pueblo. Él lo trajo a Miguel- mi hermano mayor-, mi hermano me trae a mí y yo lo traigo a Claudio, el benjamín de la familia. Y ahora tengo el orgullo de que mi hijo está anotándose en Lezama después de ser bombero en Sierra de los Padres. Toda una trayectoria”

Subcomandante Ilmar “Pelusa” Peralta: “En ese momento no pensás en nada, sólo en ayudar”

“Llegué al cuartel por Nildo Marruedo, éramos compañeros de laburo y le comentaba  que me gustaba entonces me presentó acá en el cuartel, el 21 de marzo del 95 me llamaron y me incorporé. Llevo 20 años en Bomberos. Me gusta ayudar, servir a la gente que lo necesita, colaborar y sentí que este era el lugar donde debía hacerlo”

¿Qué anécdota recordás?
Desde que estoy yo el accidente más grande en que nos tocó actuar fue el de los trenes en Monasterio, hace muchos años, ocurrió de madrugada y llevó varias horas de trabajo. Había un tren parado y dieron señal a otro para que siguiera, chocaron y había cien y pico personas para sacar. En ese tiempo estaba Héctor en jefatura. Tuvimos que sacarlos de las vías y llevarlos a la ruta para ser trasladados.
En el momento no pensás en nada, sólo en ayudar a quien lo está necesitando. Y después pasa que te cae la ficha, suele pasar que queden imágenes que vuelven cuando ya todo pasó.”

Lázaro Finollietti, en los comienzos
“El 2 de junio va a hacer 5 años que estoy, fue algo que de chiquito siempre me gustó, sentía la sirena, veía el autobomba y me ponía nervioso como si fuera uno más de ellos. Esperé tener la edad  y cuando terminé la escuela lo primero que hice fue venir a anotarme al cuartel. Cuando llegó la carta me puse feliz de que iba a pertenecer a Bomberos.
Creo que para poder ser bombero tenés que sentirlo, te tiene que gustar. Una vez que estás adentro hay que poder capacitarse, hacer todos los cursos posibles, siempre intentar mejorar.
La primera salida para mí fue el incendio en el silo de cemento de Seda, estaba muy nervioso, pero tuve compañeros que me ayudaron mucho para que no me asuste y pueda actuar bien. De a poco te vas haciendo, te van ayudando los  instructores que tengo acá, los compañeros te van llevando”