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SALUD
18 de noviembre de 2014
Relación de Pareja
Licenciada Laura Vignola - Columnista invitada
Podemos decir que es la pareja es la relación que se establece entre dos personas que proceden de familias distintas, generalmente de diferente género, que deciden vincularse afectivamente para compartir un proyecto común. Se recalca lo del género diferente en relación a una de las funciones de la pareja que es la reproducción. Pero lo que realmente define a la pareja es el hecho de compartir un proyecto, compartir expectativas de futuro conjuntas. Es lo que consolida a una pareja y la distingue de una simple relación de a dos. Es una relación que implica la exclusividad, un espacio cerrado del cual los otros quedan excluidos.
Para llegar a ella, primero hay que superar el miedo al compromiso, porque dure lo que dure, en el momento del inicio de la pareja se asume un compromiso de por vida. Pero es indudable que más allá de los primeros tiempos donde todo es enamoramiento, empiezan a surgir las primeras dificultades, dado que la pareja está formada por seres individuales, con sus necesidades, sus alegrías, tristezas, intereses, proyectos y formas de encarar la vida.
Es indispensable que exista en la pareja un cierto grado de individualidad. Cada uno tiene intereses, actividades y relaciones propias en las que no necesariamente debe participar el otro y éstas deben ser reconocidas y aceptadas por cada uno de los miembros. Por otro lado, está el hecho de que hay que conjugar ambas individualidades porque el proyecto es construir algo en común a futuro.
El gran desafío en la construcción de la relación está en integrar las diferencias sin perder la singularidad de cada uno de los integrantes. En el amor no es todo armonía. Si hay diferencias, hay discrepancias y distintos modos de enfocar las situaciones y de mirar la vida. Por lo tanto hay discusiones e incluso peleas entre los miembros de la pareja. Lo sabio está en discrepar como socios que apuntan a un mismo objetivo y no lo pierden de vista. Discutir o incluso pelear es absolutamente normal, y hacerlo es un modo de conocerse mutuamente. Y el amor es conocimiento, tanto de lo que nos gusta como de los aspectos negativos del otro. Se puede decir que el amor solamente se siente por alguien a quien se ha aprendido a conocer y a aceptar aún en sus aspectos más negativos. Lo contrario es ilusión, idealización.
Pero las discusiones, las riñas, no pueden ni deben ser permanentes. Es un mito creer que las riñas son signos de amor. No es posible llevar adelante una pareja torciendo la dignidad y la individualidad del otro para rendirlo ante los argumentos propios. Es necesario que en los miembros de la pareja funcione como premisa básica la intención sincera de llegar siempre a un acuerdo.
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