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SALUD

1 de abril de 2014

La Escuela de Equinoterapia local cada vez más cerca

El fin de semana hubo una charla y se desarrolló la capacitación teórico-práctica - con casi un centenar de interesados- a cargo del Instructor Hugo Schiavone.
“Hay que apuntar a la emoción”, dijo en referencia al trabajo con las personas que más necesitan esta terapia asistida con caballos para tratar un abanico de afecciones y patologías, tanto físicas como mentales.

En presencia de autoridades de la municipalidad, el Honorable Concejo Deliberante, el Consejo Escolar y un importante número de vecinos, se realizó la presentación oficial de la capacitación en Equinoterapia, con el aporte del Instructor Hugo Schiavone, un pionero en la materia, vecino de Chascomús, y reconocido en toda la provincia por su particular forma de trabajo, utilizando el caballo y el potencial humano para un efecto terapéutico.
La concejal Lorena Silva, que impulsó esta idea desde el HCD, fue la encargada de presentar el evento y en especial al instructor que la desarrolló. Schiavone describió a la perfección la equinoterapia y sus efectos saludables en toda la población, pero en especial en niños y jóvenes con discapacidad y en adultos mayores con distintas patologías propias de la edad.
El encuentro tuvo lugar el viernes por la noche en el hall de la municipalidad que colmó sus instalaciones con un auditorio muy compenetrado en el tema. Docentes de primaria, de educación especial, de educación física, familiares de personas con capacidades diferentes y vecinos interesados en aprender algo nuevo se dieron cita y entablaron con el disertante un ida y vuelta muy productivo.

El hombre y la nobleza equina
“Hace 28 años que me dedico a esto, yo lo hacía desde el afecto, la docencia y la educación física, no sabía qué era la equinoterapia” relató. Más tarde por la experiencia y mucho ensayo/error fue descubriendo, junto a sus colaboradores, la mejor manera de hacer las cosas, corroborando la respuesta de las personas, la potencialidad de los equinos y la mejor metodología para cada caso.
“La temperatura corporal del caballo es más alta que la nuestra, y es envolvente, -mencionó- esa alternativa es la que le da determinado tipo de movimiento, el chico empieza a moverse distinto. Ni hablar cuando el caballo empiece a trabajar y mueva las patas. Las primeras fotos de Los Ranqueles de Chascomús, hace 20 años, sirvieron para demostración. Y a raíz de declaraciones de legisladores que hablaron del tema se dio la posibilidad  de que tomaran el caso de Chascomús como un tipo de equinoterapia distinta a la convencional.”
Hay muchas formas de trabajar, pero Schiavone destacó más que nada la libertad de movimientos y el contacto directo con el animal. “Yo trabajo sin casco, sin botas, tal cual como arranqué y como estén. El chico tiene que estar libre, despejado, no que el casco le impida mirar el sol, el movimiento de las ramas o ver a un amigo”.
“En todos estos años he tenido más de 5 mil alumnos, nunca se nos cayó ninguno. Si uno pone cuidado y trabaja con los elementos y la forma que debe trabajar no hay posibilidades de que un chico se caiga”,
resaltó.

Para muestra, vale una sonrisa
Hugo Schiavone compartió con el público un video institucional del municipio de Las Flores, donde sigue trabajando con una Escuela de Equinoterapia que asiste las necesidades de la población de la zona. Allí se pudo ver un muestreo de cómo es posible trabajar con personas de todas las edades y con afecciones diversas. Desde Síndrome de Down hasta hipoacúsicos, no videntes, discapacidad motora, distintos niveles de trastorno mental, amputaciones y rehabilitación en general.
Si es verdad aquello de que “una imagen vale más que mil palabras” bastó con apreciar en el material audiovisual las sonrisas de chicos y abuelos en interacción con los caballos, la expresión de plenitud de los rostros y cómo van experimentando nuevos movimientos con su cuerpo.
El material da cuenta de logros adicionales sorprendentes: un abuelo no vidente que reconoce a los caballos por su pelaje, luego de sentirlos al tacto y acariciarlos; niños y jóvenes con autismo que desarrollan vocabulario después se sucesivos encuentros con los instructores y los caballos; recuperación del movimiento de los miembros inferiores en personas que han sufrido accidentes o picos de presión, entre otros casos.

Capacitación, cómo y para quienes
Con relación a los caballos, grandes protagonistas de esta disciplina, es  necesario lograr una relación especial  y amansar de un modo específico. Las características morfológicas del animal son otro punto a tener en cuenta.
“Se necesitan caballos con buenas transferencias, buenas ancas, movimientos de cadera que logran correcciones múltiples de espalda, cadera, piernas, etc. Un caballo de buena alzada, puede ser criollo o de otra raza, pero debe tener buenos aplomos, es decir que se pare bien, que no sean cortos, por eso no nos sirve un petiso ni tampoco finos”, mencionó.
“Para trabajar mejor aconseja que cada persona esté alrededor de 7 minutos sobre el caballo, para un mejor aprovechamiento y para lograr que el animal responda bien. Siempre se maneja todo con un paso o algún trote, un galope sólo en caso de trastorno mental leve”, explica. Esto porque no está indicado para la mayoría de las patologías tratadas.
Las personas que van a trabajar en esto deben tener paciencia y una sonrisa que de seguridad y acompañe los pequeños avances de cada día. “Hay personas a las que las puede la discapacidad”, expresa. “No duran mucho conmigo…”. En particular porque quien trabaja en equinoterapia debe responder en un 100% de sus posibilidades.
La capacitación es el primer paso para lo que será la escuela local. Durante la mañana del sábado los temas fueron El caballo como terapeuta, La discapacidad, tipos y tratamientos. Estuvo dirigida a cuerpo médico, profesores de educación física, docentes en general, y auxiliares. En este último grupo están comprendidas aquellas personas que sin tener título vinculado tengan intenciones de trabajar en la disciplina, porque les gusta, porque tienen manejo del caballo, familiares con afecciones de este tipo o simplemente la intención de aprender de qué se trata.
El instructor dejó en claro que no hay límites para la terapia, cualquier paciente puede realizarlo siempre y cuando tenga una autorización médica. Lo pueden hacer chicos con síndrome de Down, hipoacúsicos, autistas, amputados, casos de espina bífida, adultos mayores con patologías reumáticas o musculares, etc.
“Es un trabajo lento de conocimiento del caballo y las personas” resumió Hugo Schiavone desde su amplia experiencia, que lo avala como un referente del tema. Un trabajo de casi tres décadas que le ha valido el reconocimiento de autoridades, organismos y quizá el más importante de todos: la sonrisa y las emociones que le transmiten a diario las personas especiales, sobre el caballo, sintiendo la libertad con todo el cuerpo.

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