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15 de diciembre de 2015
Nota del diario El Día de la ciudad de La Plata
Un religioso alemán le regaló al sacerdote Ángel D´Auro Diamante una estampita de María Rosa Mística, al dársela le habló de favores concedidos y milagros. El cura la miró fijo, sonrió, la puso en el altar de Nuestra Señora de la Victoria y al costado le dejó una flor. Ese fue el hito fundante de un santuario por el que con el correr de los años peregrinaron y peregrinan miles de fieles católicos de la Ciudad y del país. “En 1977 empecé a hacer bendiciones con la estampita y cada 13 - día de consagración a la imagen- era apoteótico ver la cantidad de gente que venía a la parroquia, a partir de ese momento hice todo un apostolado de ayuda a los enfermos y vi cómo muchos se curaban”, cuenta con tono humilde el padre Ángel que ayer cumplió sus Bodas de Diamante como cura.
Monseñor Ángel D' Auro nació en Lezama, el 10 de octubre de 1930, ingresó a la vida religiosa en la Congregación de los Padres del Sagrado Corazón de Jesús de Betharram -Padres Bayoneses - y fue ordenado sacerdote el 4 de diciembre de 1955, en Adrogué.
Cuando el padre Ángel se ordenó, las misas se daban de espalda a los fieles y en latín, por eso los asistentes contaban con un misal, en el que se podía leer la misa que se oficiaba para entender lo que se decía.
En Brasil y en Roma
En sus primeros tiempos como sacerdote también llevó a cabo su vida pastoral en Brasil y ejerció la docencia en Bello Horizonte, de 1955 a 1962. De allí se mudó a Roma para continuar sus estudios y se doctoró Teología.
En sus 85 años asistió a los papados de Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, cuya designación lo sorprendió e hizo emocionar hasta las lágrimas.
“Juan XXIII un día me tomó de las manos y pude sentir de cerca el carisma que tenía, la gente deliraba en cuanto lo veía, era muy bonachón; Juan Pablo II era un santo y yo sentí un verdadero amor por él; también traté mucho en Roma a la Madre Teresa de Calcuta”. El sacerdote también conoció a Pierina Gilli, la enfermera a la que en 1947 se le apareció la imagen de María Rosa Mística. La trató durante su estadía en Roma y en las charlas que entablaron se refirió a los estudios del sacerdote, lo describió como humilde, puro y sencillo.
“La devoción a María Rosa Mística se aprobó el 24 de abril de 1994; yo estuve entre 1977 y 1986 en la parroquia Nuestra Señora de la Victoria, traje imágenes de la Virgen, pero pasamos tiempos difíciles, hubo momentos en los que los militares quisieron bombardear la parroquia y hasta me mandaron a otro lugar”, recuerda el religioso.
Un Creador
Si las obras son como hijos, el padre Ángel es hacedor de una familia numerosa: además de ser impulsor del santuario de María Rosa Mística, fue el primer párroco y fundador de la parroquia Inmaculada Concepción de Ringuelet, párroco de la iglesia Nuestra Señora de Luján, de Santa María de Magdalena e impulsor de que esa ciudad sea designada Ciudad de la Misericordia. También fue parte de la primera promoción de sociólogos de la Universidad Católica de La Plata, profesor y prefecto de estudio de la facultad de Sociología; profesor en el Colegio San José; profesor de Cristología y sociología religiosa en el instituto de Teología y, entre otras cosas, fue director espiritual del Seminario Mayor San José. Pero de toda su trayectoria remarca que fue fundador, junto a un grupo de jóvenes, de la casa Santa María del Hombre Nuevo, en un momento en el que los militares prohibían todo tipo de actividades sociales.
Modestia, desprendimiento y la obediencia para dedicarse a las misiones y a la enseñanza son los preceptos del sacerdote, que hoy tiene una destacada actuación como ayudante externo en la basílica San Ponciano.
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