Mientras realizaban un traslado en la ambulancia del hospital, Fabio Garay y José González asistieron una urgencia, en la que salvaron la vida de una beba de 9 meses que había recibido una descarga eléctrica.

Un día cualquiera, el camino y la actividad de siempre se vuelven particulares y decisivos. De pronto el escenario cambia como por arte de magia y el papel que cada uno juega gira ciento ochenta grados. ¿Casualidad o causalidad? Hay quienes lo llaman destino, las fuerzas de la naturaleza. Los que creemos lo titulamos “milagro” porque entendemos que aún en el destino de cada uno Dios acomoda un poco todo para que nos sigamos sorprendiendo con la vida. Si así no fuera cada cual se sentaría a esperar que todo le ocurra, casi sin fe, resignado.
El servicio de guardia del Hospital Municipal Dr. Francisco Quijano integrado por el enfermero Fabio Garay y el Chofer de la ambulancia José González atravesó en La Plata, el pasado 31 de diciembre una experiencia particular, de esas que nunca se olvidan. Iban tranquilos en un traslado de una señora a una clínica de Berisso, cuando en circunvalación se les cruza un auto delante del móvil sanitario, haciendo señas para que pararan.
“Lo primero que pensamos fue que habíamos pinchado una goma o había pasado algo en la ambulancia”, relata Fabio. “Y nos muestran una beba, entonces le digo a José que paráramos. Sale la señora desesperada del auto y yo le toco el pulso a la nena, no tiene, se la saco de lo brazos y subo a la ambulancia en compañía de la madre.”
En sus calmas palabras uno va imaginando el impacto de la situación, inusual, extraordinaria, y por supuesto “límite”. “Ahí le empiezo a hacer la reanimación, en menos de 2 minutos reaccionó, y una vez que empezó a respirar sola ya me tranquilizo un poco más y llegamos enseguida”. Mientras eso ocurría José manejaba intentando llegar al hospital Sor María Ludovica. “Sé que para él fueron cientos de kilómetros pero llegamos rápido”, cuenta. “Una vez que la dejé en la camilla del hospital empezó a llorar así que ya estaba compensada y nos tranquilizamos más todos.”

¿Qué pasaba con esa criatura si ustedes no se cruzaban en el camino?
Estaba sin vida, no tenía pulso palpable, no respiraba…Hoy no estaría entre nosotros, quizá.
¿Cuánto tiempo se supone que puede llegar a estar en ese estado, en ese período en que aún es “salvable”?

En los nenes es un período mucho más corto de tiempo. Ellos se quedan sin oxígeno más rápido que los adultos y tienen una muerte cerebral más rápida. A ese período se le llama los 15 minutos de oro que tenés para reanimar a una persona, si eso no pasa se convierte en la antesala de la muerte.

¿Qué pasaba por tu cabeza?
Nada, la mente en blanco y a arrancar a trabajar, a salvar una vida.

Fabio lo dice con tanta simpleza… ¿José cómo lo vivió usted?
En el momento que nos paran no pensé como él. Creí que la secuestraban a la mujer porque gritaba y hacía seña. Ibamos por el carril del medio y entonces trato de tirarme a la derecha porque había un tránsito bastante movido, alcanzo a ponerme al lado del auto, y en eso baja la señora con la criatura, que tenía la cabeza y los brazos colgando. Eso me partió…una cosita tan chiquita.

¿Y entonces, se queda dentro de la ambulancia?
Sí, le gritaba a Fabio que la agarrara de los pies y la sacudiera, y no me escuchaba. Pero a todo esto la madre ya le había dicho que se había electrocutado, que no estaba ahogada ni nada de eso. Entran por el portón del costado, y él me gritaba “¡Rápido al Hospital de Niños!” Yo estaría a 20/25 cuadras y no me podía orientar dónde estaba, anduve casi 5 cuadras hasta que reaccioné. Incluso erré hasta la entrada de la guardia, que ahora está en 66. Estaba impactado, lo veía a él que le iba haciendo la RCP (reanimación cardiopulmonar) y escuchar al mismo tiempo los gritos de la mamá era tremendo.

¿Pudieron hablar algo con los familiares después?
No, tuvimos contacto con algunos de los chicos de la guardia del hospital de niños y nada más que eso.

Pero fueron su ángel de la guarda…
Fabio: Sí, ese día sí. Aparte un 31 de diciembre justo, no nos olvidamos más.
José: Lo importante era llegar,  el tránsito nos ayudó bastante y nos dio paso enseguida, se pasó la gente.

Podemos decir que les debe la vida ¿No?
No…Es el trabajo que nosotros tenemos, cuando se pueden hacer las cosas bien y en equipo, a veces salen bien y otras mal. Esta se dio así y por suerte está la nena bien.