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10 de marzo de 2016
“Acá estoy, me pasó esto y tengo que seguir”.
Para un día tan especial como el de hoy quisimos que el protagonismo fuera de una mujer, que fuera un ejemplo de lucha.
A Valeria la vida le cambió por completo, pero ella se muestra agradecida porque pudo haber sido peor. Una lección de vida en una emotiva charla. En ella, en su diario esfuerzo y modo de aceptar la adversidad, homenajeamos a todas las mujeres.
“Estudiaba en Dolores, Psicopedagogía. Tenía una vida normal, estaba de novia, salía con mis amigas.” Cuenta Valeria Amaya al comienzo de la charla que entablamos en su casa, donde nos recibió muy amablemente, y brinda detalles de aquél 1º de Marzo del año 2009 cuando iba a la casa de su hermana mayor y se produce aquel accidente...
“Volví a mi casa, muchos meses después, estuve internada en La Plata. Pasé 18 días en terapia, incluso mi cumpleaños. No porque estaba grave, sino porque me tenían que operar, me fijaron la columna y además me agarro neumonía. Era por una cuestión de tenerme mas controlada. De ahí pase a Escobar a rehabilitarme, estuve cuatro meses y volví a mi casa. Entonces comenzaron los viajes por rehabilitación y cambio todo.”
Su vida dio un giro rotundo, entonces hubo quepostergar algunas cosas, por ejemplo los estudios.
“No terminé de recibirme, porque me faltan todavía finales, algunos pude rendir, tengo pensado recibirme en algún momento, pero ahora me da fiaca, pero lo tengo como objetivo.” cuenta y agrega: “De cursar terminé justo ese año, me faltaban los finales. Pero después ya se cambia todo porque una vez que estás en tu casa, ya no podes salir, porque hay lugares donde no podes entrar. El tema de la rehabilitación. Estando en casa tenía que viajar dos veces por semana a Capital, me iba a la mañana y volvía a la tardecita, llegaba muy cansada. Viajaba en remis con mi mamá y a veces con papá, pero estábamos todo el día. Era intensivo.”
La rehabilitación fue larga y en ese tiempo Valeria fue intentando de acostumbrarse a su nueva vida.
“Llega un momento en que tenés que dejar un poco la rehabilitación y pensar en tu vida, “no tenés que vivir para rehabilitarte, sino rehabilitarte para vivir”. En Fleni Escobar te enseñan a manejarte por tus propios medios, te enseñan a adaptarte a tus nuevas piernas que son las ruedas. Allí me acompañaban mamá, papá y mi ex suegra, se turnaban. Ya en Capital era otro tipo de rehabilitación, era más física, pesas, abdominales. Viajé durante dos años. Luego lo hice en Dolores por una cuestión de comodidad y ahora lo estoy haciendo acá, en casa. Manejo mis horarios, y hago dos veces por semana. Cuento con los aparatos que vienen por la obra social y Marisol Arroyo es quien me rehabilita.”
Nueva vida, quien se queda y quien se va...
“Lo que más me impacto fue ver que gente que uno creía que eran amigos, que estaban cerca, no apareció mas, de repente te daban vuelta la cara. Y gente que uno nunca pensó que se iba a acercar, están hasta el día de hoy. La típica del amigo que está en las buenas y en las malas. En las malas realmente te das cuenta quiénes son tus amigos.
Yo soy re amiguera pero hoy los que quedaron los cuento con los dedos de las manos. Ese fue el golpe más duro. Ya cuando nació Guada (su hermana menor), el grupo de amigos se redujo, es una pavada, pero ese acontecimiento hizo que, no muchos, pero algunos se alejaran. En mi caso fue igual, gente que nunca imaginé, escribía, llamaba, iba hasta La Plata a verme.
Por otro lado también están las cosas que a uno le quedan guardadas en el corazón como es el caso de mi amiga Pía, a quien le cuesta mucho entrar a los hospitales, se descompone, es muy difícil para ella y cuando yo estaba en terapia, entró a verme con lo que eso significaba, también mi tío el hermano de mi mamá, a quien no veía hacia tiempo porque vive en buenos aires por cuestiones laborales, viajaba casi todos los días, se tomaba el tren o el colectivo cuando salía de trabajar y también fue a Escobar.”
En la emotiva charla Valeria se muestra agradecida a a vida porque ella y su familia por estar todos vivos.
“Nunca creí que iba a reaccionar de la manera en que lo hice cuando me dijeron que no iba a volver a caminar. Puede ser que sea por la familia que tengo y la contención que ellos me brindaron y por las adversidades, porque lo de Guada si bien no fue una catástrofe fue algo movilizante, creo que ellos me ayudaron a que me lo tomara como bueno: “Acá estoy, me pasó esto y tengo que seguir”. Porque podríamos haber muerto los cuatro y la única perjudicada fui yo, entonces decís, “tengo que agradecerle a la vida”. Guada salió despedida del auto y solo tiene una cicatriz en el pie, papá un golpe en la cara, mamá se lastimo las rodillas y el cimbronazo me pellizcó la médula y tuve una herida en el tobillo pero podría haber muerto Guada y ahí sí que no sé como hubiera reaccionado o mamá o papá.”
“Entonces no sé si fue eso que hizo que lo tomara de la forma en que lo tomé. Porque en vez de llorar o renegarme lo tome de otra manera, quizás eso me enseñó, a ponerle pilas, estoy viva y seguir. Por ahí pospuse cosas, como el estudio”
Luego relata algo que le sucedió el año pasado y cómo gracias a su mamá pudo otra vez disfrutar de unos días de playa y mar: “A mi me gusta mucho el agua, me encanta nadar, la pileta, y se me había puesto que no podía ir a la playa. Para mi estar al sol es una tortura, si no estaba con el agua al cuello no podía estar y no quería saber nada con ir. Entonces mamá se enojó, me dijo, tenés que averiguar, probar. Vamos lo hacemos y si no te gusta nos volvemos. Nos encontramos con las sillas anfibias, las que te permiten meterte al mar. Me metieron y me encantó. Así que este año pude ir solo dos días a la playa por cuestiones climáticas, pero ya sé que puedo, que no es un obstáculo disfrutar de lo que me gusta. De a poquito voy cumpliendo esos objetivos que pensé que no podía hacer en mi condición. Tal vez para algunos ir a la playa sea una pavada, pero yo estuve cinco años pensando que no podía ir. Y volví el año pasado gracias a que se enojó mamá, el agua estaba fría y no me importaba. Este año también lo disfruté, ahorré durante todo el año para poder ir porque son playas privadas que tienen dos carpas reservadas para discapacitados, con vereda, no tocas la arena y cuentan con las sillas que necesito. También tengo la suerte de que papá me acompaña. Son limitaciones que uno se pone.”
Así como se muestra agradecida a la vida, y no pierde las esperanzas...
“Lo que sigue ahora es terminar mi carrera, porque es algo que me gusta, si bien no la iba a poder tratar a Guada, la arranqué pensando en ella, habla mucho de la discapacidad y creo que me ayudó a comprender lo mío. A verlo desde otro lugar. Entonces el objetivo es terminarla. Aparte de eso tengo la fe y esperanza de que en algún momento, porque sé que hay, poder hacer un tratamiento que me ayude a recuperarme un poco más. Están investigando las células madres, se está avanzando muchísimo. Estoy en contacto con amigos que conocí en Fleni que están tratándose, no es algo que me quite el sueño pero me ocupa y leo todo lo nuevo que aparece. Siempre me llegan noticias, y lo sigo de cerca. Al no estar cortada del todo mi medula, hay posibilidades de que se regenere. Poder llegar en un futuro a movilizarme por mis propios medios sería fabuloso. Hay que tener paciencia.”
En sus sueños está formar una familia, y que su hermana Guada pueda alcanzar sus metas:
“Para el día de mañana misueño, el más grande, sería formar una familia. Yo con los chicos tengo algo especial, me encantan los bebés. Encontrar una persona y formar una familia. Y por otro lado que Guada pueda desenvolverse sola y sea una persona totalmente independiente, sería uno de los mayores sueños para mí. Que ella pueda concretar sus metas, a ella le encanta bailar, sacar fotos, entonces, si le gusta eso, que pueda hacer fotografía por ejemplo.
Que ella pueda lograr sus metas seria lo máximo para mí. Si un día yo no tengo ganas de levantarme, ella lo hace. Yo vivo por ella.”
Un día de mi vida...
Hoy un día de mi vida consiste en levantarme a las seis, me ayuda mamá, desayuno, gracias a Dios tengo trabajo, hace cuatro años y gracias al primer intendente que me dio la posibilidad de hacerlo. Hoy me siento contenta porque el trabajo dignifica y tengo mi lugar. Entro a las siete, estoy hasta la una trabajando, vuelvo a casa y me acuesto a dormir la siesta, la siesta es sagrada, luego me levanto. Martes y jueves tengo kinesióloga y después estoy en casa.
Hay reuniones con amigas, cenas. Con compañeros de trabajo, no muy seguido, pero nos juntamos. Tengo un muy buen grupo de trabajo, que no siempre pasa. Con algunos nos conocemos de antes y después los fui conociendo ahí.
Después tengo a mi amiga que es como mi hermana Pía Mazzoleni, con quien estamos juntas desde el jardín. Con ella siempre estamos en contacto aunque ella vive en La Plata, se hace más difícil pero siempre que viene nos juntamos. No tenemos muchos lugares donde ir por el acceso pero siempre organizamos algo.Tengo una ahijada, Valentina y siempre viene a visitarme. Siempre hay gente alrededor.
La ayuda de Scioli fue fundamental
“Yo no tengo ninguna ideología política pero, entré a Fleni Escobar y me operaron en seis días gracias a Daniel Scioli. La prótesis no estaba, la burocracia de siempre en estos casos, y me tenían que operar porque para poder movilizarme lo hacían en bloque y no podían sentarme ni nada, me tenían que fijar la columna porque tenía destrozada la vertebra, y la prótesis no estaba. Un día papá va al trabajo, estaba mal con la situación y dijo “tienen que operar la nena" (siempre voy a ser la nena de papá así tenga 50 años), escuchó el ex Gobernador e hizo un llamado. El médico estaba conmigo y me dijo: “Valeria mañana te operamos”. Eso fue gracias a él. Otra de las cosas que hizo fue ayudarme a entrar a Fleni porque no trabajaban con Ioma y le dijo a mi papá, yo quiero que su hija se rehabilite en el mejor lugar. Son cosas que él se ganó con su trabajo, porque él no se lo pidió, se las ganó por la clase de persona que es. Esas son cosas que yo no me olvido, porque de otro modo no sé si me hubieran operado a tiempo. Sin la ayuda de Daniel Scioli las cosas hubieran sido distintas. Son cosas que no tienen que ver con la política, sino con la calidad humana. Tal vez haya sido la discapacidad que él tiene, lo que lo llevó a hacer eso por mí. Fue una persona que jamás me hubiera imaginado que me iba a ayudar. Cuando su esposa, Karina, vino con el ministro de salud, en ese momento el Dr. Collia, vino a verme y sabían quién era yo. Esas pequeñas cosas que uno no espera de ese tipo de gente.
“No tengo tiempo de caerme...”
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hermosa la entrevista y no podía ser mejor ejemplo en el día de la mujer, alguien que no solo lucha por ella, sino por su hermana!!!!!!!!!!!!!
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Monica
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Felicitaciones Vale sos una grande: de fortaleza, de humildad, de valentía, de corazón todo un ejemplo y Guada es la imagen de la inocencia, del amor puro y desinteresado. Son hermosas!!!
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