La más fría y larga noche de agosto

 “Yo arrancaría por el 11 de agosto, porque nosotros fuimos convencidos de que ese día se iba a tratar en la Cámara de Diputados -que era lo que nos habían dicho- y que ese día salía. Entonces fuimos con una emoción grandísima, esperando y esperando. Los únicos que podían entrar era la comisión de autonomía, entonces se asomaban ahí a las ventanas de la cámara y las caras no eran buenas. Y por ahí se filtraba alguna noticia “Nos están mintiendo, nos están mintiendo”. Bueno, pero nosotros seguíamos con fe ese día, yo es como lo estuviera reviviendo. Horas ahí en la espera…
Se hizo la noche y sale alguien de la comisión y dice hay un receso y nos ha invitado el presidente de la cámara, González, a una reunión a su casa donde iban a estar los diputados del Frente para la Victoria. Ya salían en fila los integrantes de la comisión para allá y nosotros nos quedamos ahí esperando, rezando. Hacía un frio terrible, pero eran tantos los nervios que teníamos que yo creo que nos dábamos calor, porque estábamos todos apretaditos en las escalinatas mirando para la plaza… Se nos hizo tan larga esa noche la espera. 
La comisión estaba reunida con González y los del Frente para la Victoria. Después me enteré a Adriana la negra Meckievi se le caían las lágrimas en esa reunión porque se daba cuenta de que nos estaban mintiendo y ella había estado desde el principio con Lezama y apoyaba nuestra autonomía. Así se hizo la una de la mañana, todos mirando para la plaza, y por ahí vemos como a nueve o diez de la comisión de autonomía que venían todos caminando con la cabeza gacha. Eso fue una desilusión…ya de verlos porque dijimos “esto va mal, no camina”. Se fueron acercando, nosotros corrimos a alcanzarlos a la calle y nos dijeron “No se trata. Nos dijeron que ellos querían más mayoría de quórum  para que saliera más por consenso…”
Llegamos a Lezama como a las 3 de la madrugada. Yo no pude dormir porque eran tantos los nervios que habíamos pasado que era imposible dormir, con una tristeza. Ya en el auto venía llorando. Pienso que todos así, no se quienes estábamos allá, sólo que estábamos todos juntos, pero no mirábamos  a quién teníamos al lado. Los miembros de la comisión cuando vienen esa noche nos dicen “mañana nos recibe Camaño”, tenían  que ir los de la comisión que eran los que hacían todo este tipo de trámite con los diputados.”

Convocatoria: De la tristeza a la acción
“Esa mañana del 12 Darío empieza a hablar en la radio, contando lo que había pasado…Y yo no pude más, porque soy muy impulsiva, me fui hasta la radio – que lo pasan todos los años para revivirlo - y es ahí cuando le digo al pueblo que salgamos nosotros porque no podíamos tocar lo de la comisión de autonomía, porque ellos eran los que llevaban todas las negociaciones adelante entonces era algo que lo podíamos hacer el pueblo…
Cuando voy a la radio y les pido que nos convoquemos a las 3 de la tarde nacen los primeros autoconvocados y nos juntamos en la plaza. Me acuerdo que llegué dos y media y empezamos siete, ocho, diez, quince, treinta personas y arrancamos a caminar para la ruta y yo te puedo decir que en un momento era un hormiguero la ruta, en distintos lugares. No  me preguntes cómo la gente de Lezama salió, cómo la gente empezó a traer cubiertas, veías que pasaban las camionetas llenas de cubiertas, de donde las sacaron no sé…pero era un hormiguero de gente, un movimiento impresionante. 
Y ahí se empieza a cortar la ruta, venía uno y decía “están cortando en Esuco”, otro “están cortando en la Seda”…”están cortando en las entradas al pueblo”. Y yo pensaba cómo la gente responde así, surgió espontáneamente del pueblo… ¡Fue una pueblada esto! …Realmente fue una pueblada, todo el mundo salió a cortar, fue un trabajo que teníamos que hacer nosotros y nada más que nosotros. No podíamos involucrar en esto a la comisión porque ellos llevaban adelante otras cosas. 
Creo que para las autoridades fue mucho el peso de haber cortado la ruta porque estaba cerca la temporada de cuando la gente empieza a viajar para la costa. Todo el mundo colaboraba cuando había que redactar los volantes que se repartían, uno imprimía, otro ayudaba con las fotocopias. Daba gusto ver todo lo unidos que estábamos”.

Cada uno en su puesto:

“Hay cosas imborrables: César Echeverría con los tambores, Mingacho que estaba prendido en todas, los chicos jóvenes que estaban prendidos en todas y eran los que arrastraban cubiertas, los que atravesaban camiones. Lo recordás y decís ¡no puede ser que hayamos hecho todas esas cosas por obtener la libertad!!”

Nota completa en la edición del martes 12 de Agosto de 2014 de SEMANARIO EL ESPEJO