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28 de abril de 2025
A través de este estudio, se busca determinar la magnitud del consumo de sustancias psicoactivas de la población menor a 18 años de la ciudad de Lezama, sus principales características distintivas y los factores de riesgo y protección predominantes. Diego Mongay contó las estrategias a seguir en FM La Nube.
La droga de mayor consumo entre los adolescentes de entre 12 y 18 años de la ciudad de Lezama es el alcohol. Alrededor de 2 de cada 3 de quienes contestaron la encuesta dijo haber tomado alguna bebida alcohólica en el último mes, lo que denota un consumo reciente. Un 19,6% de los adolescentes fumó tabaco durante los últimos 12 meses, y un 11,,5% usó marihuana en este período. Expresado a la inversa, si se toma como indicador la prevalencia de vida, cabe remarcar que de cada 10 jóvenes, 8 nunca fumaron tabaco y 9 nunca fumaron marihuana.
La edad de inicio en el consumo de tabaco y alcohol se ubica entre los 13 y los 14 años. Pero para el caso del alcohol, existen registros de iniciación a los 10 años de edad. Para la marihuana, el inicio pareciera retardarse hasta los 15.
Con respecto al uso abusivo de alcohol, un 20% reconoce haber tomado más de la cuenta o haberse emborrachado al menos una vez durante el último mes. Y un 2,7%% manifiesta haberse emborrachado en más de ocho ocasiones durante el último mes. Asimismo, 1 de cada 3 reconoce haber incurrido en un episodio de exceso de alcohol o intoxicación (binge-drinking) al menos una vez en los últimos 15 días.
Si bien el uso de marihuana resultaría preponderantemente ocasional, cabe resaltar que un 1,4% (unos 10 adolescentes de Lezama) dice fumar de forma diaria.
Con respecto a la percepción de riesgo, esta se diferencia según el tipo de sustancia y la frecuencia de uso. En general, a medida que se incrementa la frecuencia de uso, va disminuyendo la opinión de cada encuestado sobre su inocuidad. El consumo ocasional de alcohol es considerado inocuo para 1 de cada 4 encuestados, y para el 54% el riesgo de consumir alcohol alguna vez es “leve” (en ambos registros, la percepción de riesgo es baja). El uso experimental u ocasional de marihuana no es visto como de gran riesgo, y un 8% de los encuestados cree que fumar marihuana alguna vez es inocuo. Por el contrario, fumar tabaco ocasionalmente o habitualmente tiene una percepción de riesgo bastante alta.
Entre los adolescentes encuestados, la mitad ha recibido alguna vez en el último mes oferta de alcohol ya sea para comprar o probar. El registro de ofrecimiento de marihuana para el último año trepa a 1 de cada 4 encuestados. En el caso de las otras drogas ilegales, la gran mayoría nunca recibió oferta alguna. Los lugares de oferta de drogas son principalmente fiestas, recitales y otros ámbitos de nocturnidad en primer lugar (16,9%), seguido por la plaza (4,7%).
Desde una perspectiva de demanda, del total de encuestados, 2 de cada 10 dijo sentir curiosidad por probar alguna droga ilegal, y casi el 10,8% aseguró que de tener la ocasión de hacerlo (disponibilidad, ofrecimiento, acceso) los haría.
Las respuestas indican que el 12,8% de los adolescentes cree que sus amigos demostrarían una actitud de indiferencia frente al consumo de marihuana y no lo reprocharía. La presión para no consumir es mayor cuando el consumo de drogas es diferente a la marihuana. Pero a diferencia de la dimensión anterior, 6 de cada 10 encuestados percibe que sus pares no reprocharían el consumo de alcohol. Con respecto al rol de la familia, el 45,9% de los adolescentes cree que sus padres no les dirían nada si supieran que ingieren alcohol. Pero si la sustancia fuese marihuana, 9 de cada 10 cree que sí recibirían algún reproche a esa conducta.
También se le consultó a los adolescentes ¿Has conversado con tus padres sobre los riesgos del consumo de drogas?. De acuerdo con las respuestas obtenidas, 8 de cada 10 encuestados dijo haber dialogado al menos una vez con sus padres sobre esta temática.
Con respecto a la dimensión “accesibilidad”, los resultados indican que para el 83% de los encuestados resultaría fácil conseguir alcohol (droga legal cuyo expendio está prohibido por ley a menores de 18 años). Para el 37% de los adolescentes es fácil conseguir marihuana. Con respecto a las demás drogas ilícitas, la percepción de accesibilidad es relativamente baja o bien existe desconocimiento sobre el tema.
Al indagar sobre el nivel de información que los encuestados creen tener sobre los daños que provoca el uso y abuso de drogas se desprende que 2 de cada 3 dice sentirse “bien informado”, y que apenas el 2,7% manifiesta no contar con información. En igual sentido, el 68,2% de los encuestados dijo haber recibido cursos de prevención sobre consumo de drogas al menos una vez en su escuela. Pero 1 de cada 4 estudiantes reconoció que nunca recibió información o prevención en el establecimiento educativo al que concurre.
Para los adolescentes encuestados, el consumo de drogas se explica en gran parte por la falta de educación y/o límite (68,2%), las amistades y pertenencia a un grupo (66,2%), la diversión y búsqueda de placer (60,1%) y la falta de información sobre los riesgos (57,4%). Estos factores guardan relación con las propuestas de intervención que los jóvenes plantearon en el formulario posteriormente.
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