Con motivo de celebrarse en Brasil la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, millones de jóvenes de todo el mundo llegaron a la tierra carioca a disfrutar del encuentro con sus pares, pero en especial para ser protagonistas del primer viaje a Latinoamérica del Papa Francisco. Un acontecimiento mundial que trasciende lo religioso y fue para los argentinos un motivo más para enorgullecernos de nuestro compatriota Jorge Bergoglio, ahora Su Santidad.
Entre la muchedumbre dos lezamenses, Dolores Rodríguez y Celeste Mauri,  cumplieron el sueño de estar cerca del pontífice durante el viaje apostólico y volver a nuestra localidad con muchas experiencias inolvidables. Y  un valor agregado: el mensaje papal que no es más que la palabra de Dios en ejemplos cotidianos. “Jesús está en el otro” dicen las chicas entre tantas otras frases que dichas por Francisco, en ese contexto, cobran inmenso significado. A veces necesitamos de la palabra justa, en el momento exacto.
Como integrantes de la pastoral juvenil diocesana vivieron el viaje con intensidad y apenas un día después de su regreso a Lezama, quisimos escuchar su relato y compartirlo con nuestros lectores. Celeste y Dolores, ambas con 19 años, estudiantes de Trabajo Social y Psicología respectivamente guardarán este hermoso recuerdo por siempre en la memoria. Porque esta JMJ será histórica y ellas podrán decir “Yo estuve ahí”.

Diario de Viaje

“Francisco llega a Brasil el 22 de julio – relata Dolores- y se corría el rumor de que iba a entrar a la catedral de Río de Janeiro, entonces fuimos temprano para agarrar un buen lugar, estábamos separadas y en un momento vimos que corría gente para afuera, salimos a ver y sí…había llegado y lo pudimos ver muy de cerca, prácticamente al lado”

¿Cómo armaron el viaje? ¿Fue una iniciativa personal?
Sí, fue idea de las dos y empezamos a buscar con quién ir, a nivel de la diócesis no había un paquete más o menos organizado para ir y hablando con un amigo que tenemos en la diócesis y también quería ir nos acoplamos los tres. Él encontró un grupo de  San Antonio de Padua de la Diócesis de La Plata al que todavía le quedaban lugares y nos sumamos a ellos, éramos un grupo de 58 personas.

¿Dónde se instalan cuando llegan?
La primera parada fue en Misiones en Santuario de Iguazú y ahí nos quedamos dos días, cuando partimos a Río de Janeiro y nos dieron lugar en Duque de Caxias. Cuando llegamos  nos encontramos con que ellos alojaban a mucha gente entonces dividieron el grupo y a los varones los mandan a la parroquia de San José y a la parroquia de San Juan El Bautista, a las mujeres nos ubicaron en un lugar de monjas cerca de ahí.

¿Y cómo fueron  esos días?…Una locura como experiencia  ¿No?
Celeste: Si, no me imaginé que iba a ser tanto ni con lo que me iba a encontrar y la verdad es que era increíble ver a tanta gente, de diferentes lados. A mí por lo menos me llegó mucho eso de ser de distintos países, hablar distintas lenguas, tener distintas culturas pero en el momento de las misas o de rezar el rosario  cada uno lo decía en su idioma pero todos estábamos diciendo lo mismo. Fue relindo y  ahí te das cuenta que no hay fútbol, ni internas de los países  que nos separe. Todos compartíamos la misma fe y fuimos con el mismo objetivo.

¿Cómo fue estar frente al Papa?
CM: El día que Dolores  lo vio yo me quedé adentro de la catedral porque decían iba a entrar y estaba cerca del altar digo no, no voy a salir un rato para después poder verlo toda la misa…y al final no entró. Después otro día tuvimos la oportunidad de estar cerca pero pasó rápido.
DR: En realidad fue todo una aventura, porque llegamos muy sobre la hora cuando él iba a pasar y estábamos cerca de las vallas pero no se veía muy bien, atrás nuestro había baños químicos y nos subimos arriba de los techos de los baños químicos y ahí lo pudimos ver rebien pero pasó rápido.
CM: Nos subimos dos de nuestro grupo y después cuando nos vieron la gente intentaba hacer lo mismo, así que éramos un montón arriba de los techos.

¿Pudieron intercambiar experiencias con grupos de otros países?
DR: Sabíamos que teníamos que llevar cosas para intercambiar con otras personas si queríamos, así que llevamos escarapelas, medallitas y estampitas de la virgen de Luján, y algunas de Francisco.
Eran grupos de Australia, Colombia, Eslovenia, Corea. Era increíble, veías una bandera de otro país y decías ¡foto!, se sumaban y así todo el tiempo
CM: Sí tenemos fotos en la que capaz que hay más de cuatro banderas de distintos países, en general brasileros siempre había alguno.

¿Qué decía la gente? Ser argentino era como jugar de local ¿No?
DR: Si en un  momento nos acercamos a unos italianos y ellos decían que Francisco era muy querido y que ellos estaban orgullosos de que sea argentino, que los italianos a Benedicto lo querían pero que Francisco era como un caso aparte.

Claro, su carisma impresionante, su discurso…
CM: Es increíble que en tan poco tiempo, él asumió en marzo, apenas cuatro meses haya podido llegar así a la gente, con su humildad y generosidad. Esa llegada a la gente es lo que lo hace tan querido y la manera en que nos hablaba, con palabras que entendíamos. Nos decía “porque ustedes”…”porque vos” y entonces a uno le llega lo que dice.

Los Mensajes y la Realidad

¿Participaron del encuentro con los fieles argentinos?
DR: No, porque era limitado el acceso para 5 mil personas y cuando nosotras llegamos ya la cola era como de diez cuadras para un lado y de varias cuadras hacia otro, así que ya vimos que no íbamos  a poder entrar y decidimos ir más temprano a Copacabana para agarrar lugar cerca del escenario donde daba la misa. Ahí en Copacabana estaba lleno de pantallas gigantes y pasaron su mensaje  a los argentinos. Fue cuando dijo que “no licuemos la fe…”

Justamente…a nivel de la fe, ¿Qué les significó el viaje y esta maravillosa experiencia?
DR: Nosotros ya venimos participando en encuentros a nivel diocesano que nos alimentan cada día más pero esto…A veces uno se siente solo, como que en el catolicismo somos pocos, que no hay en la Iglesia la gente que esperás. Pero cuando llegás allá y ves países que jamás imaginaste y ver que todos estamos en la misma, ver que compartimos, y sin  conocernos. Nos pasó que cuando estábamos yendo a buscar lugar, nos paró gente de otros países y nos decía que estábamos unidos en Cristo. Ver ahí las diferencias y encontrar a Jesús es…ahí te das cuenta que Jesús está en el  otro.

Es como un bálsamo de energía para seguir en la labor pastoral…
CM: sí, a mí por ahí me pasa que ahora que llegué y estoy más tranquila me empiezo a dar cuenta de todo lo que viví. En el momento quizá uno está con toda la euforia, la ansiedad y cuando lo vive le llega pero no caés. Y ahora vas bajando a la realidad, te das cuenta lo que viviste y realmente te alimenta la fe, una experiencia única.
Fue muy lindo encontrarnos allá con Lisandro y Matías, y compartir todos los encuentros que hace la diócesis, son nuestros compañeros de la fe y verlos allá fue muy lindo. En realidad los vimos en Misiones y nos encantó poder ver a otros lezamenses.